JOSE ANGEL
ALVAREZ CRUZ
Evidentemente
cuando hablamos de un presidente chequeando un proyecto, inaugurando una obra o
en una visita de trabajo a algún sitio determinado, para nosotros, los
periodistas, constituye eso una información propicia para encabezar portadas con fotos y textos bien
desplegados.
Hace poco
tuve una experiencia con el mandatario cubano Raúl Castro en un contacto de
trabajo en Santiago de Cuba, lugar desde donde supervisaba las labores de
recuperación tras el paso del huracán Sandy.
En una
colina en las afueras de la Ciudad Héroe
tuvo lugar el contacto con el Jefe de Estado; interesado en lo que publicaba el
Sierra Maestra, ya con salida diaria, para tener una idea exacta de cómo este
medio informaba y orientaba a una población entonces casi totalmente carente de
corriente eléctrica.
Fue hace
poco más de dos semanas y aún recuerdo textualmente todo lo que dijo respecto
al papel que debía desempeñar la prensa en esos momentos, pero lo que hoy me
hace teclear estas letras fue su sentencia final sobre el tema.
Resulta que
valorábamos la posibilidad de aumentar ese día la tirada del periódico para que
circulara con cuatro páginas más que como lo estaba haciendo en sus ediciones
especiales, con el propósito de brindar una amplia cobertura al programa de
trabajo de
Raúl en
Santiago.
Su rostro
de regaño me turbó por un momento cuando mirándome fijo expresó: “Defiende tu
periódico, juega tu papel, yo no soy la noticia aquí, solo hago mi trabajo, la
noticia son ustedes, recuperándose de este golpe, batallando por salir
adelante, a eso
deben dedicar
el espacio, a la impronta de ustedes”.
No proferí criterio alguno, fue una lección
dura pero la aprendí, también aprendí algo de sencillez, modestia y camaradería
de un
hombre que
se sabe protagonista de una obra, pero que sin embargo para él se trata solo
del deber cumplido.
Esa media tarde me despidió con un saludo
peculiar, chocó su puño con el mío y me dijo, “con una información y una fotos
tienes para reflejar mi estancia aquí, de todas formas has lo que te de la gana”.
Al final hice lo que me dio la gana como me
dijo, ese día escribí 25 líneas y un buen amigo me facilitó una foto.
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