jueves, 2 de febrero de 2012

Amar al compás de un bolero

Cuando se habla de amor, a veces las palabras no pueden abarcar la inmensidad de este sentimiento, por eso, esta vez, me apoyo en el género musical que muchos creen que existe únicamente para los amantes: el bolero. Qué mejor declaración de amor que estas letras que han perdurado durante años como un himno para los enamorados.
Este estremecimiento llega de forma inesperada, despacio, de a poco y va calando hondo, en ocasiones, de manera imperceptible.
Cómo fue, no sé decirte cómo fue, no sé explicar lo que pasó, pero de ti me enamoré, fue una luz que iluminó todo mi ser, tu risa como un manantial, llenó mi vida de inquietud. Fueron tus ojos o tu boca, fueron tus manos o tu voz, fue a lo mejor la impaciencia de tanto esperar…..tu llegada.
Cuando las personas se sienten amadas el mayor deseo es que sea para siempre, que ese éxtasis se prolongue por muchos años.
Quiéreme mucho, dulce amor mío que amante siempre te adoraré;
yo con tus besos, y tus caricias, mis sufrimientos acallaré.
Quisiéramos congelar el tiempo, detener cada minuto de placer, hacer eterno los momentos compartidos. Reloj no marques las horas, porque voy a enloquecer. Ella se irá para siempre cuando amanezca otra vez (…) Reloj detén tu camino porque mi vida se apaga.
Ella es la estrella que alumbra mi ser, detén el tiempo en tus manos, haz esta noche perpetua, para que nunca se vaya de mí (…)
Cada palabra dicha por la persona amada es música para los oídos y alimento para el alma. Las frases, aunque parezcan cursis o repetidas adquieren otro matiz cuando salen de los labios de quien escogimos para entregarnos por completo.
El vino es mejor en tu boca, te amo es más tierno en tu voz, la noche en tu cuerpo es más corta, me estoy enfermando de amor.
Cuando se ama el menor detalle es alimento oportuno, es el fuego que se prende, una caricia, un beso tibio, el abrazo tierno es la mejor recompensa…Con solo un beso me dijiste todo, me diste la vida, en tus caricias viví mi fantasía, en tu mirada vi que eras mío, que en ti yo viviría. Dímelo en un beso, cuéntame el secreto de tu amor, no me ocultes nada y déjate llevar por mi corazón.
El verdadero amor nunca se olvida, trasciende más allá de fronteras, del tiempo e incluso, de la misma vida. Pasarán más de mil años muchos más, yo no sé si tenga amor la eternidad, pero allá tal como aquí en la boca llevarás, sabor a mí.
Los recuerdos enlazan al pasado con el presente y siembran esperanzas de un futuro mejor. Nuestro amor es tan grande y tan grande, que nunca termina y esta vida es tan corta y no basta para nuestro idilio. Por eso yo te pido por favor, me esperes en el cielo y allí entre nubes de algodón haremos nuestro nido.
Existen historias de amor que marcan para siempre por su desenlace, dejan una angustia que los años consiguen la resignación pero nunca el olvido. Esos son los que la memoria, de vez en vez, haciéndonos trampas, los trae de vuelta en las tardes lluviosas, en las flores secas que caen sin querer al abrir un viejo libro de poemas, en las fotos amarillas, al escuchar una canción,... Esta tarde vi llover, vi gente correr y no estabas tú. La otra noche vi brillar un lucero azul y no estabas tú. La otra tarde vi que un ave enamorada daba besos a su amor ilusionada, y no estabas tú. El otoño vi llegar, al mar oí cantar y no estabas tú.
Sientes que el piso se ha movido bajo tus pies, que el sol sólo sale para esa única persona, te absorbe tus pensamientos y el deseo más ferviente es fundirte en el más ardiente de los besos. (…)Y es que no sabes lo que tú
me haces sentir, que no hay momento que no pueda estar sin ti, me absorbes el espacio y despacio me haces tuyo, muere el orgullo en mí y es que no puedo estar sin ti.
El universo gira alrededor de una sola persona, el mundo se mira con otro color, la vida empieza a sonreír si somos correspondidos. Cuando este sentimiento es auténtico se deposita únicamente en el ser amado, sin mentiras ni engaños: Tú, de mi amor la preferida, eres única en mi vida, no más tú. Tú eres alma de mi alma, la que perfuma la calma y la inquietud.
Aprovechemos la oportunidad que la vida nos brinda para amarnos más, entregarnos sin miedos ni recelos. Apaguemos la luz y con los cuerpos pegados en un abrazo infinito, bailemos y amémonos al compás de un bolero. Disfrutemos del amor cada minuto, quizás cuando pase el tiempo, seguiremos entrelazados a la mano que los años han vuelto temblorosa, besando la misma frente que ahora la adornan cabellos blancos… Cuando estemos viejos, dulce novia mía, tu cabeza blanca, tendrá en cada cana, una bendición. Y tu mano suave como en otros tiempos temblará en mi frente. Y mi boca mustia cansada de besos te hablará de amor, cuando estemos viejos, no hará falta el cielo pues tus ojos lindos el Sol y la Luna para mí serán y por eso quiero, dulce novia mía que los años pasen y llegar a viejos para amarnos más.

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