martes, 14 de febrero de 2012

Así te siento


                                    
Me pidieron que escribiera para ti. Y el intento no pasó de cuartillas a medio hacer, con vanas combinaciones de palabras que tu idioma tal vez no sabría descifrar.
Me pidieron que tomara de los poetas sus versos; de los pintores sus pinceles; de los oradores su prosa. Y  la frustración me golpeó por segunda vez.
Me pidieron que acudiera a las princesas encantadas, a las hadas de los cuentos, a los amores idílicos de fantasiosas  historias. Y que copiara de ellos lo sublime del cariño. Otro intento. Y  otro fracaso.
Me dijeron entonces que no escribiera nada. Y las imágenes prestadas cedieron presurosas a la tuya su lugar. Recordé el beso primero, el último y los que esperan. Las risas y las lágrimas. La presencia y la ausencia. Lo amargo de una incomprensión, desplazada al nacer por la reconciliación multiplicadora.
Repasé el diccionario de nuestra vida. Cariño, lucha, flor, fusil, sacrificio, privaciones, dignidad, voluntad, esperanza, riesgos, resistencia, triunfo.
Y entonces, cariño mío, devolví todo lo ajeno. Y para tu corazón y tus ojos -latiendo y mirando junto a los míos- cifré este mensaje para todos los días del año.
Y es que para escribirte, otros podrían prestarme la belleza, las palabras, los colores o la imaginación. La pureza y lo sublime no. Quienes necesitan ese préstamo, no aman. Así te siento.

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