jueves, 2 de mayo de 2013

Haciendo del perro más que un buen amigo



Corre el hombre junto al perro que zigzaguea, desciende y, cuando más agitada es la carrera, se detiene, se echa a la voz del amo, para luego, con otra orden, volver a saltar y correr hasta llegar a la meta. Todo esto ocurre en menos de un minuto. El público en las gradas se emociona cuando el animal vence con rapidez los obstáculos o se lamenta cuando derriba alguno.
Es, sin lugar a dudas, la competencia de agilidad una de las más interesantes en los eventos caninos, mas no la única. En Cuba se practican 30 modalidades que van desde estas, competitivas y físicamente exigentes, hasta algunas como el caniturismo o el fútbol can, más recreativas.
Todo comenzó en 1985, cuando un grupo de amigos se reunió para entrenar a sus perros y, con más deseos que conocimientos, se movían de un lugar a otro, dictaban órdenes que unas veces eran cumplidas y otras no, pero así ganaban en la práctica experiencias válidas que luego serían utilizadas en el aprendizaje de los que se incorporaban.
En Santiago de Cuba, la Federación del Deporte Canino tiene representación desde hace 21 años, y posee en sus vitrinas una gran cantidad de premios y reconocimientos por sus logros y actuaciones en los Campeonatos Nacionales de esta sana y exigente especialidad.
Conformada por un ejecutivo de seis entrenadores, “el objetivo principal de esta federación es crear valores, fundamentalmente a los niños, donde se les enseñe a amar la naturaleza y en especial a los animales”, explicó Juan Jesús Martínez, presidente de la Federación Canina en nuestra provincia.
En el Campeonato Nacional más reciente, Santiago de Cuba se alzó con el Primer Lugar por provincias por cuarto año consecutivo, y fue premiado con la distinción de Mejor Equipo del país.
“Nosotros no ponemos límites de edad para los dueños, ni de raza, en el caso de los animales. Cualquiera que desee afiliarse a nuestra organización puede hacerlo sin problema alguno, siempre le daremos la atención que este necesite”, dijo Juan Jesús.   
Lo que comenzó como un grupo de locos correteando con sus perros en la pista de recortán de la Ciudad Deportiva santiaguera, se convirtió en una organización con multitud de miembros desperdigados por los más disímiles lugares.
El requisito primario siempre fue, y es, el mismo: amar a los animales, y hacer del perro más que un buen amigo del hombre, un campeón.

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