Dotar a cada ser humano de habilidades, conocimientos y cualidades éticas que le permitan valerse por sí mismo e insertarse en una sociedad cada vez más incluyente, es el propósito que ha impulsado durante medio siglo el desarrollo de la educación especial en Cuba.
El 4 de enero de 1962 surgía por resolución ministerial el Departamento de Enseñanza Diferenciada, primera entidad que institucionalizaba a nivel de país y con total apoyo del gobierno la atención pedagógica a niños y jóvenes con necesidades educativas especiales. Hoy conocida como Dirección de Educación Especial esta instancia promueve investigaciones científicas y rectora la actividad docente y formativa de las personas con limitaciones intelectuales, auditivas, visuales y físico-motoras desde las edades tempranas.
Actualmente unos 39 000 cubanos y cubanas de hasta 18 años cursan estudios en los 375 centros educacionales especializados en la enseñanza de discapacitados. En correspondencia con sus necesidades educativas reciben contenidos de matemáticas, español, historia, ciencias naturales, música, plástica, educación física, actividades terapéuticas ligadas a su desarrollo sensorial y otras dirigidas a prepararlos para la vida laboral y para la convivencia social, con la mayor independencia posible.
Si bien la Educación Especial de esta nación tiene un largo camino que seguir hacia la excelencia, a 50 años de su institucionalización exhibe como fortalezas la cobertura nacional de sus servicios -que benefician a la totalidad de niños y jóvenes en edad escolar con deficiencias sensoriales, físicas e intelectuales-; la promoción de programas que capacitan a la familia y a la comunidad para actuar a favor del bienestar de los discapacitados, fomentando el respeto y la solidaridad; así como la constante superación de unos 15 000 profesionales que asumen hoy la docencia.
Loable es también la estrecha vinculación lograda entre los centros de diagnóstico adscritos al ministerio de Salud Pública y las instituciones educativas, cuya labor mancomunada permite no solo la detección temprana de las limitaciones, también la realización de tratamientos terapéuticos y pedagógicos que disminuyen sus consecuencias y una correcta orientación de la familia.
Medio siglo de trabajo por el derecho a la vida digna, a la educación y a la igualdad de los ciudadanos con discapacidad, prestigian hoy a Cuba. La educación especial confirma la vocación humanista de una obra social hecha con todos, para el bien de todos.
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