miércoles, 13 de marzo de 2013

Hacerlo diferente




Para los santiagueros los desafíos del presente año son tan disímiles, que sin equívocos incitan actualmente hacia la reflexión de un quehacer diario de más esfuerzos y consagración al trabajo en cada espacio, de manera tal que se cumplan con creces los compromisos económicos y sociales pactados, con vistas a continuar elevando a planos superiores el nivel y calidad de vida de sus habitantes.
Cuando transcurre el primer trimestre del año, matizado por la celebración de significativas efemérides que engrandecen la hospitalidad, heroicidad y rebeldía de una ciudad, que cumplirá próximamente 488 años de fundada, es imprescindible, sin hacer un alto en el camino, reconocer que aún mucho se puede alcanzar sobre la base de un trabajo más riguroso, sistemático y exigente en toda las esferas de la vida.
El salto cuantitativo y cualitativo experimentado en importantes sectores de la sociedad durante los últimos años, es palpable en cada sitio santiaguero donde el empuje popular y la acertada dirección del Gobierno y el Partido en el territorio han variado el panorama e imagen tanto de su gente como de su infraestructura económica y social.
Sin embargo, es bueno reconocer que todavía en materia de la vida cotidiana, la cual denominamos popularmente “del cubano de andar a pie”, quedan muchas cosas pendientes, como consecuencia directa de la falta de atención a los problemas y necesidades del pueblo, la ausencia de un sistema de control y fiscalización, el menoscabo del sentido de pertenencia y el cumplimiento de lo que toca a cada quien.
En reciente visita a más de 270 centros santiagueros de la gastronomía, el comercio, alimentaria, salud pública, deportes, comunales, cultura, puntos de ventas de materiales de la construcción  y  mercados agropecuarios, entre otros, se evidenció que es necesaria una mayor entrega, dedicación, esfuerzo y consagración de los colectivos y administraciones en sus labores específicas.
Los problemas detectados difieren del esfuerzo que se ha realizado para cambiar el negativo cuadro de la gastronomía, el comercio y la alimentaria, donde a pesar del trabajo aún persisten problemas con la calidad de los productos, el desabastecimiento, deterioro de los locales, la poca oferta, además del déficit en la elaboración, la falta de mantenimiento y el mal estado de los equipamientos.
De la misma manera se suman indisciplinas, la no presencia de los administradores en algunos centros, pésimas condiciones higiénicas de las unidades, inestabilidad de los suministros y la poca concurrencia de las estructuras productivas a los mercados, entre otros aspectos detectados, que son muestras de indolencias causando irritación en la población.
Es bueno destacar, que la mayoría de estos problemas son subjetivos y denotan que todavía muchas personas desde sus modestos puestos laborales están incumpliendo con sus responsabilidades, lo que reclama sistematizar el cumplimiento, control, fiscalización y exigencia de la vida cotidiana del municipio de Santiago de Cuba.
La visita reciente del Consejo de la Administración y el Partido en la provincia, evidenciaron que trasformar esa situación no es solo cuestión de tiempo, sino de mucha consagración y amor al trabajo de lo que se hace diariamente desde un mostrador, la oficina, la panadería, el ómnibus, el restaurant, el mercado o una unidad gastronómica o del comercio en Santiago de Cuba.
De lo que se trata es transformar y poner en su verdadero lugar estas realidades cotidianas, que en la mayoría de los casos ocasionan disgustos e irritación en la población. Coincido con fervorosos defensores de esta región, que esa tarea tampoco resulta difícil después de la muestra de recuperación experimentada al paso de “Sandy”.
Para nadie es un secreto, que como saludo al 60. aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos M. de Céspedes, prosiguen los esfuerzos para que numerosas unidades y centros de nueva creación abran sus puertas en los próximos días en la populosa urbe santiaguera. Todo requiere trabajar con más rigurosidad, entrega y responsabilidad para alcanzar servicios de mayor calidad y eficiencia.
En este sentido resulta decisivo el impulso y la participación activa de los trabajadores, quienes tienen el encargo de no solo brindar eficientes servicios para la satisfacción plena de la población, sino también exhibir una urbe limpia, ordenada e higiénica donde la prioridad esté a la altura de una esmerada atención a las personas donde quiera que se encuentren.
De lo que se trata, a partir de ahora, es ir de lo simple a los profundo, o sea, asumir con convicción los novedosos desafíos y los valiosos compromisos de hacerlo todo bien para que la normalidad acreciente en cada jornada la vida cotidiana de los santiagueros y santiagueras.

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