viernes, 30 de noviembre de 2012

También a los 70 puede amarse


También a los 70 puede amarse

Generalmente, cuando se habla de la sexualidad en la vejez se abordan solo las consecuencias negativas de la avanzada edad para el rendimiento sexual, sin considerar las riquezas que entraña alcanzar esta etapa de la vida.
Aunque es cierto que en la ancianidad el estado de salud cambia considerablemente, los estudiosos del tema aseguran que, comparadas con las que se producen en la visión o en la capacidad vital, las diferencias entre la actividad sexual en la juventud y en la ancianidad -excluyendo la reproducción-, son menores.
La realidad es que las personas mayores experimentan variaciones en la fisiología sexual. En los hombres, por ejemplo, es frecuente la disminución de la elasticidad de los vasos sanguíneos y de la potencia muscular, por lo que la erección es menos firme, más lenta y puede perderse y recuperarse varias veces durante el coito;  también merma la  producción seminífera y se prolonga el período entre una erección y la próxima.
En muchos casos, los varones maduros experimentan estímulos fundamentalmente por tocamientos en zonas erógenas, sobre todo en los genitales. Pero el hecho de que solo así algunos logren la mayor excitación, no significa que falte potencia sexual; sino que predominan los reflejos medulares.
En las féminas, aunque son menos conocidos, también ocurren cambios. Entre los más frecuentes están la pérdida de elasticidad y atrofia progresiva de los genitales, la disminución de la fluidificación y capacidad de distensión de la vagina, cuya mucosa se hace más fina y seca. Según los especialistas, tienen lugar otras diferencias respecto a la juventud, pues durante la menopausia cesa la producción de estrógeno y esto ocasiona que las mamas se vuelvan planas y menos firmes, se debilita la musculatura vaginal y son menos las contracciones durante la fase de plataforma orgásmica.
Sin embargo, estos procesos -que no siempre se expresan con igual intensidad ni en la misma etapa en todas las mujeres- no eliminan el orgasmo ni suprimen la sensación de placer; por lo tanto el avance de los años no pone un limite preciso a la sexualidad femenina.
De ahí que la ancianidad no signifique la muerte de la visa sexual, sino una nueva manera de disfrutar el amor, que para ser placentero no precisa de la fuerza ni del dinamismo de la juventud.
Puede que cambie el apetito sexual y que sea muy distinto el cuerpo, aún así queda la oportunidad compartir sentimientos tan intensos como los de la mocedad, pero con la sapiencia que dan los años.
De nada sirve lamentar las transformaciones que implica envejecer, ni envidiar el vigor y los deseos de otra edad, quien lo haga pierde la oportunidad de gozar de sus años sin complejos ni frustraciones. Se trata de asumir los cambios sin renunciar a la búsqueda de la felicidad y la satisfacción sexual.
La tercera edad tiene el encanto de la experiencia acumulada, es entonces cuando se tiene la sabiduría necesaria para entender que el goce no está solo en las prácticas penetrativas, sino en el placer del contacto corporal y en la comunicación, así como en la seguridad emocional que se siente al saberse amado.

viernes, 16 de noviembre de 2012

No habrá toques mágicos, hay que pinchar

Es comprensible el estado anímico de muchas personas que perdieron o tienen afectadas sus viviendas y fueron perjudicadas, además, en otras pertenencias familiares. Esos son bienes sin los cuales la vida se hace muy difícil y más que de adaptación, puede hablarse de aceptación de una realidad temporal que todos deseamos sea lo más breve posible.
El gobierno cubano, como siempre, ha manifestado su decisión de encabezar, con los recursos a su alcance, la tarea de recuperar lo perdido y no permitir que alguna persona quede sin protección. Pero aún con esa voluntad, el restablecimiento no puede ser una tarea de cumplimiento inmediato, especialmente en la vivienda, donde de las más de 132 000 dañadas en la provincia, unas 15 000 lo fueron en su totalidad.
Desde los primeros momentos, la máxima dirección del país les pidió a los santiagueros confianza y un fuerte espíritu de trabajo, con la seguridad de que la ayuda llegaría a todos los damnificados. Y ese empeño se está cumpliendo.
Pero cada solución no dependerá, en ningún momento, de fórmulas mágicas, sino de la disponibilidad de recursos y del trabajo de todos. No todo puede resolverse al mismo tiempo ni en un plazo inmediato. Pero, lamentablemente, hay quienes no han interiorizado esta verdad y creen que su solución estará en la medida que pidan, que exijan, que planteen su tragedia como la más grave,  aunque ésta sea igual a la de miles de personas. Si de esa forma se trabajara, el desorden dañaría mucho.
La línea planteada es ayudar a todos, con orden, disciplina y un riguroso control sobre los recursos, para que sean bien utilizados, sin desvíos ni posibles utilizaciones indebidas. Lo que se pide es comprensión de que todos recibirán la ayuda, pero ésta no dependerá solo del deseo de resolver, sino de las reales posibilidades de hacerlo. Y la confianza de que se actuará con sentido de justicia y equidad.
Hay miles de personas dedicadas a ese objetivo para curar los daños no sólo en el plano personal, sino, además, social.
Hay ejemplos dignos de mencionar, como el de los más de 6 900 trabajadores de la Educación damnificados por el huracán, quienes, en medio de sus pérdidas personales, están presentes en su trabajo y no hay escuelas ni alumnos que hayan tenido que esperar por ellos.
O el caso de los más de 14 000 trabajadores de la salud con sus viviendas afectadas y no han faltado en las instituciones para seguir brindando, incluso con más ahínco, su protección a la salud del pueblo.
Los miles de trabajadores de los servicios, también afectados, que no abandonaron en ningún momento su puesto laboral, para garantizar al pueblo la distribución de los alimentos. Otros muchos ejemplos podrían citarse. Puede afirmarse, sin dudas, que ante los daños de Sandy, la solidaridad de los santiagueros ha fortalecido sus raíces.



No habrá magia, hay que pinchar



Es comprensible el estado anímico de muchas personas que perdieron o tienen afectadas sus viviendas y fueron perjudicadas, además, en otras pertenencias familiares. Esos son bienes sin los cuales la vida se hace muy difícil y más que de adaptación, puede hablarse de aceptación de una realidad temporal que todos deseamos sea lo más breve posible.
El gobierno cubano, como siempre, ha manifestado su decisión de encabezar, con los recursos a su alcance, la tarea de recuperar lo perdido y no permitir que alguna persona quede sin protección. Pero aún con esa voluntad, el restablecimiento no puede ser una tarea de cumplimiento inmediato, especialmente en la vivienda, donde de las más de 132 000 dañadas en la provincia, unas 15 000 lo fueron en su totalidad.
Desde los primeros momentos, la máxima dirección del país les pidió a los santiagueros confianza y un fuerte espíritu de trabajo, con la seguridad de que la ayuda llegaría a todos los damnificados. Y ese empeño se está cumpliendo.
Pero cada solución no dependerá, en ningún momento, de fórmulas mágicas, sino de la disponibilidad de recursos y del trabajo de todos. No todo puede resolverse al mismo tiempo ni en un plazo inmediato. Pero, lamentablemente, hay quienes no han interiorizado esta verdad y creen que su solución estará en la medida que pidan, que exijan, que planteen su tragedia como la más grave,  aunque ésta sea igual a la de miles de personas. Si de esa forma se trabajara, el desorden dañaría mucho.
La línea planteada es ayudar a todos, con orden, disciplina y un riguroso control sobre los recursos, para que sean bien utilizados, sin desvíos ni posibles utilizaciones indebidas. Lo que se pide es comprensión de que todos recibirán la ayuda, pero ésta no dependerá solo del deseo de resolver, sino de las reales posibilidades de hacerlo. Y la confianza de que se actuará con sentido de justicia y equidad.
Hay miles de personas dedicadas a ese objetivo para curar los daños no sólo en el plano personal, sino, además, social.
Hay ejemplos dignos de mencionar, como el de los más de 6 900 trabajadores de la Educación damnificados por el huracán, quienes, en medio de sus pérdidas personales, están presentes en su trabajo y no hay escuelas ni alumnos que hayan tenido que esperar por ellos.
O el caso de los más de 14 000 trabajadores de la salud con sus viviendas afectadas y no han faltado en las instituciones para seguir brindando, incluso con más ahínco, su protección a la salud del pueblo.
Los miles de trabajadores de los servicios, también afectados, que no abandonaron en ningún momento su puesto laboral, para garantizar al pueblo la distribución de los alimentos. Otros muchos ejemplos podrían citarse. Puede afirmarse, sin dudas, que ante los daños de Sandy, la solidaridad de los santiagueros ha fortalecido sus raíces.




No habrá magia, hay que pinchar



Es comprensible el estado anímico de muchas personas que perdieron o tienen afectadas sus viviendas y fueron perjudicadas, además, en otras pertenencias familiares. Esos son bienes sin los cuales la vida se hace muy difícil y más que de adaptación, puede hablarse de aceptación de una realidad temporal que todos deseamos sea lo más breve posible.
El gobierno cubano, como siempre, ha manifestado su decisión de encabezar, con los recursos a su alcance, la tarea de recuperar lo perdido y no permitir que alguna persona quede sin protección. Pero aún con esa voluntad, el restablecimiento no puede ser una tarea de cumplimiento inmediato, especialmente en la vivienda, donde de las más de 132 000 dañadas en la provincia, unas 15 000 lo fueron en su totalidad.
Desde los primeros momentos, la máxima dirección del país les pidió a los santiagueros confianza y un fuerte espíritu de trabajo, con la seguridad de que la ayuda llegaría a todos los damnificados. Y ese empeño se está cumpliendo.
Pero cada solución no dependerá, en ningún momento, de fórmulas mágicas, sino de la disponibilidad de recursos y del trabajo de todos. No todo puede resolverse al mismo tiempo ni en un plazo inmediato. Pero, lamentablemente, hay quienes no han interiorizado esta verdad y creen que su solución estará en la medida que pidan, que exijan, que planteen su tragedia como la más grave,  aunque ésta sea igual a la de miles de personas. Si de esa forma se trabajara, el desorden dañaría mucho.
La línea planteada es ayudar a todos, con orden, disciplina y un riguroso control sobre los recursos, para que sean bien utilizados, sin desvíos ni posibles utilizaciones indebidas. Lo que se pide es comprensión de que todos recibirán la ayuda, pero ésta no dependerá solo del deseo de resolver, sino de las reales posibilidades de hacerlo. Y la confianza de que se actuará con sentido de justicia y equidad.
Hay miles de personas dedicadas a ese objetivo para curar los daños no sólo en el plano personal, sino, además, social.
Hay ejemplos dignos de mencionar, como el de los más de 6 900 trabajadores de la Educación damnificados por el huracán, quienes, en medio de sus pérdidas personales, están presentes en su trabajo y no hay escuelas ni alumnos que hayan tenido que esperar por ellos.
O el caso de los más de 14 000 trabajadores de la salud con sus viviendas afectadas y no han faltado en las instituciones para seguir brindando, incluso con más ahínco, su protección a la salud del pueblo.
Los miles de trabajadores de los servicios, también afectados, que no abandonaron en ningún momento su puesto laboral, para garantizar al pueblo la distribución de los alimentos. Otros muchos ejemplos podrían citarse. Puede afirmarse, sin dudas, que ante los daños de Sandy, la solidaridad de los santiagueros ha fortalecido sus raíces.




lunes, 12 de noviembre de 2012

Raúl Castro no es la noticia



JOSE ANGEL ALVAREZ CRUZ

Evidentemente cuando hablamos de un presidente chequeando un proyecto, inaugurando una obra o en una visita de trabajo a algún sitio determinado, para nosotros, los periodistas, constituye eso una información propicia para  encabezar portadas con fotos y textos bien desplegados.
Hace poco tuve una experiencia con el mandatario cubano Raúl Castro en un contacto de trabajo en Santiago de Cuba, lugar desde donde supervisaba las labores de recuperación tras el paso del huracán Sandy.
En una colina en las afueras de la Ciudad Héroe tuvo lugar el contacto con el Jefe de Estado; interesado en lo que publicaba el Sierra Maestra, ya con salida diaria, para tener una idea exacta de cómo este medio informaba y orientaba a una población entonces casi totalmente carente de corriente eléctrica.
Fue hace poco más de dos semanas y aún recuerdo textualmente todo lo que dijo respecto al papel que debía desempeñar la prensa en esos momentos, pero lo que hoy me hace teclear estas letras fue su sentencia final sobre el tema.
Resulta que valorábamos la posibilidad de aumentar ese día la tirada del periódico para que circulara con cuatro páginas más que como lo estaba haciendo en sus ediciones especiales, con el propósito de brindar una amplia cobertura al programa de trabajo de
Raúl en Santiago.
Su rostro de regaño me turbó por un momento cuando mirándome fijo expresó: “Defiende tu periódico, juega tu papel, yo no soy la noticia aquí, solo hago mi trabajo, la noticia son ustedes, recuperándose de este golpe, batallando por salir adelante, a eso
deben dedicar el espacio, a la impronta de ustedes”.
  No proferí criterio alguno, fue una lección dura pero la aprendí, también aprendí algo de sencillez, modestia y camaradería de un
hombre que se sabe protagonista de una obra, pero que sin embargo para él se trata solo del deber cumplido.
  Esa media tarde me despidió con un saludo peculiar, chocó su puño con el mío y me dijo, “con una información y una fotos tienes para reflejar mi estancia aquí, de todas formas has lo que te de la gana”.
  Al final hice lo que me dio la gana como me dijo, ese día escribí 25 líneas y un buen amigo me facilitó una foto.

martes, 6 de noviembre de 2012

El diario que me flech

JOSE ANGEL ALVAREZ CRUZ
 
Siempre me he sumado a los que aún piden una salida diaria para Sierra Maestra, desde hace unas dos semanas ese deseo se cumple y esta redacción prácticamente no descansa.
Fue el funesto Sandy con sus destrozos el que impulsó esta idea, porque la gente necesitaba estar informada y orientada en una provincia donde hasta hace un par de días solo el 28 por ciento de sus habitantes tenía corriente eléctrica.
Debo admitir que el cansancio me persigue, son muchas horas al día con una plantilla que es casi un tercio de la que existía cuando la tirada era diaria, y aunque mi esposa y mi hija me reciben tarde cada noche con cara de reproche, les confieso que este ajetreo comienza a gustarme.
Somos un grupito de “damnificados” que no descansamos, si les digo la verdad no sé que día hoy, pero estoy seguro que hay periódico.
Una de mis recién graduadas me preguntó ayer cuando le iba a dar un “diez” para lavar, no tengo idea de que advirtió cuando la miré, pero me dijo “supongo que por la madrugada verdad”,  parece evidente que me entendió.
No puedo dejar de mencionar un hecho que no por simple a la vista deja de ser una muestra de compromiso con el medio. Resulta que en la primera quincena de este mes había cuatro vacaciones planificadas, incluso ya cobradas salarialmente, lo curioso es que siguen aquí todos los días y nadie se refiere al tema.
Entre estas pequeñas cosas que engrandecen el alma, esas que haces porque quieres y cuya única gratificación es el placer de haber hecho lo correcto, nos debatimos aquí, dejando atrás el hogar, tal vez sin techo ni luz.
Pero aquí seguimos, aquí estamos, todos los días enamorados de
este papel que nos tocó desempeñar, asistiendo a nuestra realidad  y compartiéndola con los de esta parte de Cuba, los que fuimos asolados por “Sandy” , pero levantados desde los cimientos y decididos a mirar adelante.
Así me flechó este Sierra Maestra con salida diaria, no se hasta cuando durará, pero mientras tanto, yo disfrutaré aquí y mi esposa, pretendiendo que yo no lo advierta, seguirá guardando los periódicos y recibiéndome con el rostro fruncido.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Santiago de Cuba y sus huracanes



Rostros consternados, nueve fallecidos e infinidad de escombros nos dejo Sandy. Su recuerdo resulta incomparable frente al de los demás huracanes que han afectado a Santiago de Cuba.
El símil más cercano se establece con Flora, considerado un ciclón de grado cuatro por los meteorólogos de Estados Unidos. Entró en Cuba por Guantánamo, el 4 de octubre de 1963, y siguió rumbo norte hacia Holguín, Gibara y Nipe.
Cuando se pensaba que continuaría hacia las Bahamas, un brusco retroceso lo hizo retornar  hacia el litoral sur con fuerza, para salir por el Golfo de Guacanayabo, en dirección a Camagüey.
¿Su saldo? Mil 500 muertos, más de 10 mil damnificados, pérdidas materiales valoradas en millones de pesos, y el territorio nacional lleno de presas y micropresas, todo en cinco días de intensas lluvias.
En la madrugada del 6 de agosto de 1980, Allen tocó tierras cubanas, sacudiendo nuestra provincia con vientos de 180 km/h, aunque alcanzó en otras zonas los 280km/h.
Sus lluvias azotaron Granma, Las Tunas, Holguín y Pinar del Río. Se reportaron 17 derrumbes parciales, 10 totales y cuatro muertos en el país.
A su paso por Cuba, en noviembre de 1994, Gordon causó tres muertes, graves daños materiales y en cosechas, y severas  inundaciones en vastas zonas del oriente.
George llegó cuatro años después, en septiembre de 1998. Afectó a Oriente y al Centro. Provocó seis muertos y daños a cultivos.
Por su parte, Sandy suma hasta el momento 27 mil techos destruidos y cuatro mil 249 viviendas derrumbadas, según informó la Agencia de Información Nacional (AIN).  
Las cifras no incluyen a los municipios de Santiago de Cuba, Guamá, Segundo Frente y Tercer Frente, por lo que se espera que se incrementen considerablemente los reportes de perjuicios.
Flora, Allen, Gordon y George no impidieron que el pueblo santiaguero saliera adelante. La provincia de las montañas no se aminoró ante sus embates.
Hoy, no podemos hacer menos, unidos, todos debemos trabajar en nuestra pronta recuperación.




jueves, 1 de noviembre de 2012

Santiago yergue la cabeza y sigue adelan



JOSE ANGEL ALVAREZ CRUZ
Un incesante ajetreo vive hoy la provincia santiaguera que labora en la recuperación tras el devastador paso de “Sandy”, mientras que a cientos de camiones, brigadas de limpieza, eléctricos y trabajadores  de otras ramas, se le ve iniciar la jornada cuando aún el sol no ha comenzado a alumbrar
Y es que ocho días después del azote del organismo tropical, se nota que se ha trabajado sin descanso y que la mezcla de solidaridad llegada desde otros territorios, combinada con el empeño de los santiagueros parece ser el catalizador de un rápido  retorno a la normalidad.
Reporteros de este diario son testigos en su labor de la buena cantidad de comunidades saneadas, del restablecimiento del servicio eléctrico “sin prisa, pero sin pausa”, la telefonía, el agua y otras necesidades vitales para la población.
No somos ajenos a que queda mucho por hacer, muchísimo, porque las proporciones de las afectaciones de este huracán fueron casi bíblicas, pero nadie debe albergar duda alguna de la seriedad con que el territorio a asumido la recuperación.
La permanencia por varios días del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros Raúl Castro Ruz en Santiago de Cuba, chequeando personalmente las labores, es una muestra de la importancia que le concede la dirección de la revolución a las tareas que se acometen aquí.
Ya se han incorporado varias rutas del ómnibus de transporte urbano, recorriendo por las arterias donde se han evacuado los escombros y el desecho forestal, a lo que se ha sumado también el servicio de taxis ruteros, mientras la transportación a los municipios, fluye casi normalmente.
Quienes pudieron ver lo que quedó del Aeropuerto Internacional Antonio Maceo después del paso de “Sandy”, se asombrarían hoy de cuan recuperado está, recibiendo ya el tráfico de vuelos nacionales e incluso las naves que provenientes de otras naciones arriban con ayuda humanitaria.
Así a nuestra redacción llega una historia tras otra, de esas que se escriben con sudor y solidaridad, que sus protagonistas tienen nombres comunes que olvidamos tal vez al doblar de una esquina, aunque no así la impronta de su cotidiana épica.
En medio este panorama, alentador si se quiere, se continúa trabajando sin descanso, apostando al renacer de una provincia que no quiere retroceder, a pesar de que la madre naturaleza pretendió rendirla por la fuerza.